martes, 21 de junio de 2011

Cualquier otro silencio te lo diría,
me mueven las ganas, no el recuerdo.

La camaleónica salamandra correteando entre las rendijas.

Hoy escribo como un feliz culpable en movimiento, feliz tan solo de querer buscar la postura, con el optimismo de un aventurero y la fascinación de un arqueólogo, con la pasión desatada del bohemio incomprendido y el morbo de sus imprudencias,
fue así como llegó la llamada de lo salvaje.
Unión de emociones que escalan la barrera del carácter.
Saltos naturales al mar, aventuras entre lianas,
siestas de fresas con leche en una hamaca a la sombra.
Dame un abrazo coño, claro que me importas.

Estoy orgulloso, siento que he vaciado la cantimplora de la superficialidad.
Ahora entiendo lo que mis impulsos escribieron hace tiempo.

“Tengo sed de tener hambre”


Así es cariño, estoy a tres mordiscos y medio de romper el cascaron.

Confió en que mi cara te cuente cuando no sean capaces mis palabras,
Ví su canoa y me tire de la barca,
La conocí en un bar de carretera pero no diré su nombre,
prefiero que desde dentro sienta que va por ella.

Veo que no soy más que los ojos con que miro,
Que el postre lo hace tu paladar no tu apetito.
Perdón pero hoy si que no pido permiso.


La juventud es una seducción.

TAN LIBRE COMO PARA HACERTE SENTIR EL PELIGRO.



Y así vuelvo al placer del ejercicio para celebrar mis dos décadas en este mundo.
Desde que un viernes 21 de junio de 1991 arropado por la fuerza vital del rey Sol y por el contagio universal del día de la música asome la cabeza a este mundo.