Hoy a ti me encomiendo para dejar que aúllen los
coyotes del desdén y se alboroten mis afanes,
los secretos al horno de un saltamontes
entre lagartijas y mariposas, la cabaña del lago,
el puerto donde aprendí a atar cabos, el día que abrí la
puerta y grité: Esta noche zarpo.
El
sabio que me enseño que siempre es tarde para actuar tan pronto.
Volví a
nacer la primera vez, y lo seguiré haciendo mientras me mantenga fiel.
Bendición mi hijo.
Esto es lo que encontraras si buscas a fondo.
Un continuo despertar.
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